INFLAMACIÓN SILENCIOSA

El gran campo de actuación que tenemos los profesionales que nos dedicamos a las terapias naturales, es “la inflamación asintomática”.

Aproximadamente un 30% de la población se encuentra polimedicada, por cada fármaco que tiene efectos secundarios se da otro fármaco para paliarlos que genera otros efectos secundarios y así sucesivamente. Cuando una persona se encuentra tan polimedicada o está tomando fármacos que se metabolizan a través de la familia del CYP450, es difícil poder darles algún tipo de suplemento que no interfiera con este CYP. En mi caso, lo que puedo hacer en función de lo que estén tomando es, darles consejos alimentarios y según la patología, acompañarlo con Tuina (masaje chino que aumenta la energía vital a través de los meridianos), auriculopuntura o Flores de Bach.

Pero el 70% de la población se encuentra en una situación de inflamación asintomática, cuando las personas ven los resultados del mineralograma, se dan cuenta de cómo se encuentran a nivel intracelular, como están respondiendo sus tiroides, sus suprarrenales, su estado de absorción intestinal y lo más importante su estado inflamatorio. El estado natural de un ser humano es la salud, nuestro organismo es tan complejo que tiene millones de mecanismos para luchar contra patógenos, células tumorales, heridas, infecciones y un largo etcétera. Para ello necesita tener niveles óptimos de vitaminas, minerales, aminoácidos, agua y lo más importante oxígeno (la respiración es básica en nuestro estado de salud).  Si algo falla en esta cadena, entonces empezaremos a tener trastornos funcionales o disfunciones, lo podemos definir como aquella situación que no es ni estar sano ni estar enfermo, y en este estado nos pasamos el 95% de nuestra vida.

Y es aquí, en este 70% de la población donde a través de lo que se mal denomina “medicina preventiva”, porque no somos médicos ni tiene nada que ver con la medicina convencional, podemos evitar ir hacia ese 30% y por tanto, polimedicarnos.

La inflamación es importante en tanto es una respuesta normal de protección contra las infecciones, ya que pretende eliminar las sustancias tóxicas y otros agentes en algunos casos co-patógenos (acidosis, parásitos, microbios y / o hongos, etc.) a través de nuestro cuerpo.

El problema de la inflamación es que de forma descontrolada puede desencadenar importantes reacciones secundarias pudiendo dar lugar a diversos tipos de enfermedades.

Así aunque suene paradójico: “No hay ninguna enfermedad que no pase a través de un proceso inflamatorio como tampoco hay curación que no pase por el proceso inflamatorio”.

Para mantenernos en un estado de salud, lo óptimo es tener un buen equilibrio ácido – base, estar muy alcalinos también es perjudicial al igual que la acidosis tisular.

La acidosis tisular crea las condiciones para el desarrollo de infecciones bacterianas, fúngicas y parasitarias. En un ambiente alcalino los gérmenes no tienen ningún punto de apoyo donde desarrollarse. Las actividades vitales se llevan a cabo en ambientes alcalinos. La condición inflamatoria es la expresión de la reactividad y la capacidad de defensa real que tiene nuestro organismo.

Según el Dr. George W Crile (1864 – 1943)  “….. no existe la muerte natural.  Todos las llamadas muertes por causas naturales son sencillamente, el punto terminal de una saturación de acidez en el organismo….”

Aunque nuestras funciones corporales se realizan normalmente en un ambiente alcalino, los ácidos se continúan generando, y si no tenemos nuestros emuntorios principales (pulmones, riñones, hígado, piel) en buenas condiciones, no podremos eliminar los residuos tóxicos endógenos o exógenos. Como el pH sanguíneo ha de mantenerse en 7,35 – 7,45, en caso contrario nos moriríamos, si el cuerpo no consigue eliminar estos metabolitos se irán acumulando en nuestro tejido conectivo, sobretodo en nuestras articulaciones, para poder mantener este pH sanguíneo.

Cuando estamos en un grado elevado de acidosis y acumulación de toxinas se puede alterar la bomba fisiológica celular (bomba Na/K) y el equilibrio de otros minerales, produciendo una acumulación de toxinas en la matriz, y con el tiempo, se crearán bloques metabólicos de gelificación y como consecuencia tendremos: moco celular, aparición de enfermedades crónicas y degenerativas, daño endotelial y por tanto problemas cardiovasculares y la aparición del cáncer.

Para intentar evitar todo este proceso ¿Qué podemos hacer?. Además de una correcta alimentación y no consumir a partir de las 16.00h productos que generen picos de insulina y por tanto a la larga una resistencia insulínica y la aparición de la diabetes tipo II. Hemos de respetar el ciclo circadiano.

Entre las 3.00h – 15.00h nuestro cuerpo se encuentra en la fase Sol, tiene lugar la hidrólisis de las proteínas de la matriz, estamos en fase de simpaticotonía (estamos activos) liberamos cortisol. El hombre primitivo iba a cazar y necesitaba un efecto antiinflamatorio para no hacerse daño, por eso durante el día si tenemos un proceso inflamatorio duele menos, porque nuestro cuerpo genera cortisol y aunque comamos elementos acidificantes tenemos más capacidad de eliminación. El pico más elevado de insulina biológica en nuestro cuerpo tiene lugar entre las 12.00h y las 13.00h.

Entre las 15.00h – 3.00h estamos en fase Gel, fase de la reconstitución proteica de la matriz celular. El acumulo de los radicales libres y la acidificación tisular que tiene lugar durante el día, favorece la gelificación de nuestra matriz extracelular, mientras que el aumento de nuestra temperatura corporal durante la tarde y la noche conduce a la etapa de solubilización.

La adrenalina, la noradrenalina y las hormonas tiroideas apoyan la función durante toda la tarde,  a  última hora interviene la hormona de crecimiento y la melatonina para activar la fase parasimpático-tónica y reparar el daño de la fase catabólica. Durante la noche secretaremos glucagón para mantener la glicemia constante. Los estrógenos y la progesterona también ayudan a reparar nuestros tejidos.

Por eso es muy importante respetar este ciclo, si lo respetamos, podremos estar en un equilibrio ácido-base y por tanto nuestro cuerpo tendrá la capacidad de recuperación idónea para poder luchar contra cualquier patógeno o célula aberrante que pueda aparecer entre otras cosas.

¿Cómo puedo saber si estoy respetando este ciclo?. Las preguntas claves, entre otras, son:

  • ¿por la mañana te despiertas con energía?
  • ¿has tenido un sueño reparador?
  • ¿te despiertas antes de que suene el despertador?

Si las respuestas no son afirmativas, tienes un problema.

El mineralograma me indica si la persona se encuentra en un estado de alarma (estado de estrés agudo porque está pasando por una situación concreta que le es difícil de gestionar), estado de resistencia (estado en que la situación de estrés dura más de lo normal y por tanto la persona está ya desgastando sus suprarrenales y tiroides para superar el día a día), fase de agotamiento (ya se encuentra en un distrés crónico y por tanto patológico), en función de cómo se encuentren sus niveles de calcio, magnesio, potasio y sodio, la persona tendrá más capacidad de recuperación o más dificultad para hacerlo.

Un profesional de la salud en terapias naturales ha de ser un estimulador de la salud del paciente. Todos en más o menos grado nos encontramos en un estado de disfunción, pero está en nuestras manos no pasar la barrera del 70% al 30%.

Susagna Muns
Naturópata – Auriculopuntura – Tuina

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