En mis charlas sobre el cáncer siempre recuerdo la teoría de Warburg y que el azúcar es el alimento base para la supervivencia de una célula cancerígena.
Cuando hablo del azúcar, no solo me refiero al azúcar blanquilla sino a cualquier tipo de azúcares como las harinas refinadas.
Los carbohidratos de este tipo tienen un alto potencial glucémico lo que hace que aumente nuestra secreción de insulina, y es posible que el eje insulina / factor de crecimiento influya en el riesgo que se desarrolle un cáncer.
Las harinas que no son refinadas y los granos enteros, se encuentran dentro del grupo de alimentos con un índice glucémico bajo. Esto quiere decir que mejoran el control glucémico reduciendo la producción de insulina y por tanto se reduce el riesgo de contraer enfermedades crónicas como el cáncer.
Se realizó un estudio en Italia entre junio del 1991 y junio 1996. Se incluyeron 2.569 mujeres con cáncer de mama (rango de edad 23 a 74 años), 1225 pacientes con cáncer de colon (rango de edad de 19 – 74 años) y 728 (rango de edad 23 – 74 años) con cáncer del recto y de la unión recto-sigmoidea.
Se hizo otro control en las mismas áreas con pacientes sin antecedentes de cáncer, con condiciones agudas, no neoplásicas ni ginecológicas, sin relación con enfermedades de las vías hormonales o digestivas, o asociados con las modificaciones a largo plazo de la dieta. En el estudio del cáncer de mama, se incluyeron 2.588 mujeres, con edades entre 20 a 74 años (edad media 56), y para el estudio del cáncer colorectal se incluyeron 2.073 hombres y 2.081 mujeres de 19 a 74 años (edad media 58).
Dentro del grupo de los carbohidratos, los italianos tienen como principales fuentes de alimentación el pan y la pasta.
En estos dos estudios se pudo comprobar que estos alimentos tienen un alto potencial glucémico y por tanto incrementa la secreción de insulina, sin embargo el pan parece estar más fuertemente relacionado con el riesgo de cáncer de mama y colorectal que la pasta. Y estas asociaciones se observaron principalmente en mujeres y no en los hombres.
También se observó que un elevado índice de masa corporal, el estado posmenopáusico y el rango de edad entre 55 y 64 años parecía aumentar el riesgo de cáncer de mama cuando la dieta era rica en pan, pero no en pasta. Esto indica que existe una posible relación entre la insulina, las hormonas de crecimiento y las hormonas sexuales.
La glucosa y la insulina tienen un papel en la promoción del crecimiento del tumor, se sugiere que los alimentos con alto valor glucémico incrementan en sangre los niveles de glucosa y los niveles de insulina postprandial en un nivel superior a lo que se incrementa con la misma cantidad de carbohidratos de bajo índice glucémico.
El aumento de glucosa postprandial y de insulina, podrían estimular los receptores del factor de crecimiento de insulina IGF-1, dando como resultado efectos mitogénicos y anti-apoptóticos en células mamarias y colorectales humanas. Existe una evidencia epidemiológica que sugiere que existe una relación / efecto entre el IGF-1 en la carcinogénesis mamaria y colorectal.
Estos dos estudios de control demostraron una asociación fuertemente positiva con el pan más que con la pasta en mujeres y particularmente con las que tienen sobrepeso, sugiriendo un posible mecanismo hormonal relacionado con estos tipos de cáncer.
http://annonc.oxfordjournals.org/content/early/2013/10/22/annonc.mdt383.full